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ADVIENTO, TIEMPO DE ESPERANZA



Por encima del inmenso miedo que nos amenaza, en medio de una    gran depresión de todo tipo, se abre un año más el arco iris con el Niño de Belén  que está llegando, hecho de corazón, rebosante de amor y de ternura.

¡Que no se emboten vuestros corazones, esperadle!

 a) Que vuestros corazones no se “emboten” (no se hagan pesados,  no se cierren). El tema es el corazón más que la cabeza: Mantener el corazón abierto, tenso hacia la vida, dispuesto a la ternura y al amor limpio. Éste es el lugar del adviento, el principio de la vida, el signo de Dios: ¡Mantener los corazones limpios, capaces de sentir, de mirar de esperar¡ Vivir en dimensión de corazón.

Los corazones se embotan por tres cosas, que hemos de tomar de un modo simbólico.

 1)  Querer tenerlo todo, devorarlo todo, a cosa de los demás, mientras sigue extendiéndose el hambre sobre el mundo.

 2) Perder la conciencia atiborrándonos de muchas cosas –drogas en definitiva- y, sobre todo, en el frenesí de una vida hecha de olvidos; vivimos de medicinas y  de excitaciones rápidas, como si quisiéramos huir de nosotros mismos.

3) Las preocupaciones excesivas de la vida…. El deseo de tener siempre más, la búsqueda de seguridad absoluta…. El mundo se nos ha hecho un gran mercado y queremos atesorarlo todo, para que nada nos sorprenda

 b) Pero llegara “ese día”… el día de la plena transparencia, el día del hombre verdadero. Vendrá ese día y corremos el riesgo de no saber acogerlo: estamos perdidos, olvidadizos y se nos puede pasar el tiempo de largo, podemos estar despistados. Corremos el peligro de quedar en los elementos externos del miedo, sin “ver al hombre, al niño” que viene. Así sucedió en Belén: vino Jesús y sólo unos pastores, fuera del orden social dominante, lograron verle y recibirle. Nosotros, hombres y mujeres de hoy: ¿podremos acoger al niño o a la niña que viene? Quizá no. Pero habrá otros, en el margen de nuestro mundo, que sabrán acogerlo, para dejar así que Dios construya que ellos construyan con Dios la nueva humanidad. ¿Y nosotros qué?

EL ADVIENTO ES TIEMPO DE RENOVAR NUESTRA ESPERANZA EN LA FELIZ ESPERA UN NIÑO QUE VIENE A VIVIR CON NOSOTROS.

FELIZ ADVIENTO


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